El recién electo presidente de Fedecámaras, Felipe Capozzolo, reiteró que durante su gestión se mantendrá una relación de diálogo activo con todos los actores sociales, «especialmente con el más prominente: el Gobierno nacional», para encontrar soluciones a los desafíos que enfrentan el país y el sector empresarial.
Capozzolo indicó que el mandato recibido por la Asamblea del gremio apunta a superar el diálogo como fin en sí mismo. «Hemos hablado de un modelo de diálogo mucho más estratégico», afirmó.
En ese sentido, propuso replicar la experiencia del diálogo tripartito —en el que ha participado en años anteriores—.
«Allí tenemos la posibilidad de estructurar mejor las soluciones que queremos desarrollar en conjunto. Los problemas son muchos, las expectativas altísimas y el tiempo es corto. No podemos permitirnos procesos de interlocución que no generen resultados concretos», afirmó.
Según explicó, la meta es construir una agenda de trabajo conjunta con las autoridades nacionales que permita abordar los principales problemas que aquejan al empresario. «Queremos desarrollar un lenguaje común que nos lleve a soluciones compartidas», sostuvo en una entrevista concedida a Unión Radio.
Cuesta arriba
El antecesor de Capozzolo en la presidencia de Fedecámaras fue Adán Celis, quien asumió el 21 de julio de 2023. Ese día, el tipo de cambio oficial publicado por el Banco Central de Venezuela (BCV) fue de 28,99 bolívares por dólar. Al momento de su salida, el viernes 18 de julio de 2025, la tasa oficial había escalado a 118,28 bolívares por dólar, lo que representa una variación acumulada de más del 308% y una depreciación del bolívar cercana al 75,5% en dos años.
Ante ese panorama, la propuesta de Capozzolo para contrarrestar la crisis parece sencilla en el papel: “atraer inversiones y generar empleo”. Sin embargo, ese objetivo enfrenta obstáculos estructurales.
Venezuela sigue siendo un país sancionado por Estados Unidos, y recientemente expiró la Licencia General 41, que permitía a Chevron exportar alrededor de 200.000 barriles diarios de crudo venezolano a territorio estadounidense, generando un aporte anual aproximado de 8.000 millones de dólares, según estimaciones de Ecoanalítica. También quedaron sin efecto las comfort letters que otorgaban autorizaciones temporales a empresas como Eni, Repsol y Maurel & Prom para operar en el país.
Estos elementos dificultan la materialización de las inversiones que el país necesita para abastecer el mercado de divisas, estabilizar el tipo de cambio y, en consecuencia, mejorar el poder adquisitivo del venezolano.
Fuente: Finanzas Digital